jueves, 13 de septiembre de 2012

ANTIGUA CARCEL DE MUJERES (CEUTA)














Siempre, cuando pasaba  y veía, desde la altura de la orilla de playa,  solitario y abandonado, el edificio de la Cárcel de Mujeres, como se le llama aquí, me preguntaba a mi mismo como sería por dentro, sentía curiosidad por saber cómo estaba su interior. Aunque era fácil entrar a ella, porque está totalmente abandonada, nunca me decidía, no se si por miedo a encontrarme por ahí a gente indeseable o por respeto, mucho respeto a lo ocurrido en esa cárcel, en un pasado aún no muy lejano, plagado de sufrimientos, en esa época  oscura de la historia de España. Muertes, torturas, llantos... En ésta carcel se encerraron a muchas mujeres solo por ser esposas de un marido con unos ideales diferentes al régimen. Años, y más años de desgracia y sufrimientos por no poder ver a su esposo e hijos.
Un día, dejé mi cobardía a un lado, y me decidí a bajar. Era antes de amanecer. No pude elegir dia mejor. Día oscuro, casi lloviendo. Si, lo admito, sentía miedo al estar allí. Me sentía raro, como si todavía esa época no hubiera pasado. Parecía que el tiempo retrocedió para mí... me instaló ahí para que"viera" y sintiera... Pasaron tantas cosas por mi mente... ufff. Allí sentado, esperando, veía poco a poco cómo amanecía. Mientras me preguntaba cómo podrían pasar, esas mujeres, tan eternos días allí, cuántas muertes y desolación vieron esas paredes, esos muros exteriores.
El día empezaba a llegar, aún no había suficiente luz para hacer fotos, pero "algo" me impulsó a entrar. Ya amanecía, quería saber de ese sentimiento de un nuevo amanecer en esa carcel.
Cuando pisé el interior, me entró un frio por todas las partes de mi cuerpo... ¡Dios, si éstas paredes hablaran! ¿qué podrían contar? Seguí andando hacia dentro, con mucho respeto y un poco de miedo, lo vuelvo a confesar, porque está muy abandonada y no sabía qué me podría encontrar en su interior. Cada vez me impactaba más . Entrando, a la izquierda, una escalera estrecha, muy estrecha, que daba a una terraza desde donde se podía divisar el horizonte, el mar, la libertad. Esa libertad tan cercana pero tan lejana a la vez... Estuve un buen rato observando sus celdas abandonadas. ¿Quién estaría ahí?, me preguntaba.
Yo, seguía abstraido en mis pensamientos cuando de pronto ¡siento un aleteo!, y veo que muy cerca de mí, se posa una abuadilla, ¡preciosaaaaa!. ¡Alguién que estuvo aquí y ahora es libre como un ave!, me dije. Quieto me quedé, mirándola, hasta que decidió marcharse.
Continué mi marcha, escaleras abajo, a ver las celdas principales. Rejas oxidadas... ¿Cuantas manos agarradas a esas rejas malditas, quemadas ya por el tiempo? Eran celdas pequeñas. Las paredes pintarrajeadas. Veía a esas mujeres sufrir en mis pensamientos. ¡Se me saltaron las lágrimas! ¿Cómo es posible que el ser humano pueda ser tan cruel?
Decidí hacer algunas fotos y marcharme. No hice muchas, pero creo que las suficientes para  reflejar lo que allí pasó. Algunas las puse en blanco y negro y otras las dejé en color.
Cuando llegué a casa, lo primero que hice fue buscar datos de esa carcel y, por sorpresa, encontré un video que es aún  más impactante. Aquí os lo dejo.

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