domingo, 2 de septiembre de 2012

NUESTRO PADRE JESUS CAUTIVO Y RESCATADO - MEDINACELI




DALE AL PLAY - TRAS DE TI, MI CAUTIVO



HISTORIA DE LA IMAGEN
 Origen Capuchino de la Imagen




Es conocido de todos cómo tras la batalla de Lepanto, una de las prioridades de la Corona Española era la de acabar con las actividades corsarias en el Mediterráneo. Uno de los puertos corsarios que más daño hacían a las armadas cristianas era el de La Mamora, sobre el cual se había intentado actuar ya en 1610, cegando la desembocadura del Sebú .
La toma de La Mamora se produce en 1614 , y desde entonces hasta su rendición, el 30 de abril de 1681, la vida en la plaza no fue fácil, como demuestran, entre otros, el intento de recuperación que se produjo en 1625.



En cuanto a la asistencia espiritual, el también denominado Fuerte de San Felipe de la Mamora, y a partir de 1643 San Miguel de Ultramar, fue encomendado al Obispo de Cádiz, quien delegó en los Franciscanos de la Provincia de Andalucía, a los que siguieron, en septiembre de 1645, los capuchinos de la misma provincia.



Al mes y medio de llegar los Capuchinos a San Miguel de Ultramar, una explosión del polvorín provocó la voladura de la iglesia.  Las  noticias  procedentes de la última correspondencia entre el Obispo de Cádiz y el Gobernador de Mamora explican así el hecho: corriendo  el fuego por toda la iglesia sin dejar lo bajo del suelo ni lo alto de la bóveda, que no encendiese lo activo de su llama, volviendo toda aquella aseada obra en  negras  y  lastimosas  ruinas.   Otro  de   los   testimonios  de   los   religiosos   que presenciaron  el  suceso  añade  que  aunque  toda  la  iglesia  voló, se dejó intacto el tabernáculo donde estaba el Santísimo Sacramento y una imagen de María Santísima del  Rosario,  que  estaba  en  el  mismo altar . Con estos datos, el P. Buenaventura de Carrocera  apunta  como  origen  más  probable  de  la  imagen,  el haberse traído con posterioridad por los Capuchinos, al no encontrarse noticia en esta correspondencia de su existencia o destrucción, y confirmándolo con una reclamación que parece ser hicieron  los  Padres  Capuchinos  de  Sevilla,  a quienes la robaron con otras alhajas dichos moros.





El P. Porres Alonso, sin embargo, y conociendo todos estos extremos, continúa dudando sobre la procedencia de la talla y su autoría, como lo hacía ya, en 1705, el P. Eusebio del Santísimo Sacramento , no rechazando las hipótesis sobre su posible origen en los Franciscanos e, inclusive, por envío de los propios Prelados gaditanos. Tras la rendición de San Miguel de Ultramar a las tropas del Alcaide Omar, el 30 de abril de 1681, quedaron en libertad 13 personas, 11 soldados murieron en el corto asedio y 250 soldados y 45 mujeres y niños, fueron llevados cautivos a Mequinez. Con ellas, también, las santas imágenes que hallaron el la Iglesia, las cuales, tras el intento de ser vendidas a los judíos, y gracias a la mediación de Fr. Pedro de los Ángeles, quedaron en depósito en el hospital de Mequinez, hasta su rendición








Nuestro Padre Jesús Cautivo de Ceuta.



En el momento de la entrada de la imagen en Ceuta, sólo aparece un cuadro de Jesús nazareno en el inventario general que se hizo al entregarse el convento a los Trinitarios Descalzos, en 1680. Su salida de la ciudad días después para entrar en Gibraltar y sus posteriores traslados a Sevilla, Córdoba y Madrid, que se relacionan en los textos de la Primera Redención, debieron causar verdadero impacto en todas estas ciudades (aparte los milagros que se cuentan en ella), por lo que si Madrid quedó en posesión de la verdadera imagen rescatada, poco después se encargaron copias de la misma.
Fray Cristóbal de San Felipe, autor del Protocolo del Real Colegio de Descalzos de la Santísima Trinidad de Ceuta, en 1727, escribe: La imagen de J.N.C. y Redentor que está en el altar colateral del Evangelio fue fabricada en Córdoba por el Hº. Fr. Juan de la Concepción (Hª. Lª. Mercedario) a quien se encomendó el P. Manuel de S. Ambrosio, Vicº de este Col. De Ceuta, que con la limosna que juntó hizo el pagamiento de la imagen. Llegó ésta a Ceuta a 1º de Febr. De 1728 en que se dedicó la iglesia.







El autor, testigo presencial que acaba por tanto de comenzar la redacción del Protocolo, no deja lugar a dudas sobre el origen de la talla de la imagen ceutí. Igualmente, refiriéndose a la antigua costumbre de procesionar con ella nos dice: El año de 1729, sabiendo el P. Ministro que los fieles deseaban saliese Jesús Cautivo en la procesión del Viernes Sto., pidió licencia al Ilmo. Sr. Obispo de esta Plaza D. Fr. Tomás del Valle quien la concedió y usando de ella, se hizo la procesión, saliendo de casa a las 6 de la mañana. Llevó el estandarte el Teniente de Rey D. Juan Alavez y asistieron a la procesión la Parroquia, la música y enorme concurso del pueblo que trajo velas propias y al fin las dieron al P. Sacristán.




El P. Cristóbal de San Felipe reseña procesiones anuales hasta 1728, todo lo cual indica que la misma se consolidó formando parte de los cortejos procesionales de la Semana Santa Ceutí . Es más, en esta procesión se vio pronto la necesidad de que acompañara a Nuestro Padre Jesús una imagen de su Santísima Madre en el misterio de sus Dolores. Se mandó hacer también al hermano lego Juan de la Concepción, a quien se la encomendó el P. Fr. Miguel de Santo Tomás, Ministro del Real Colegio de Ceuta, con las limosnas que había reunido Fr. Francisco de Santo Tomás. Llegó la imagen a Ceuta el 18 de marzo de 1734, siendo trasladada a la casa del Teniente de Rey D. Juan Alavez, en la que se adornó y vistió, a expensas de religiosos y militares, con un manto de terciopelo negro con ciento y cincuenta y dos estrellas de plata, con diadema y un cuchillo de la misma materia . Ese mismo año de 1734 se solicitó licencia al Obispo D. Andrés Mayoral, para que pudiera procesionarse el Viernes Santo con la de Jesús Nazareno, lo que concedió el Provisor, Ld. D. Juan de Molina, firmando la misma el 16 de abril de 1734. Desde entonces y hasta la exclaustración de los PP. Trinitarios Descalzos, en la década de los 30 del siglo XIX, ambas imágenes compusieron uno de los momentos más emocionantes de la Semana Santa Ceutí.




Los Medinaceli y la vinculación con la Imagen.

En 1686 concedieron los Duques de Medinaceli y de Lerma, de limosna, el solar para construir la capilla para Nuestro Padre Jesús Nazareno del Rescate, aplicando dicha capilla al patronato de sus Excelencias. A esta donación, siguió otra en 1716, de los entonces Marqueses de Priego y Duques de Medinaceli, de un nuevo terreno para su ampliación, capilla que permaneció hasta la exclaustración de los Trinitarios en 1835.
Durante todo ese largo periodo de tiempo, la imagen se llamó siempre del Rescate, siendo muy posterior su actual denominación de Cristo de Medinaceli.
Durante los sucesos que dieron lugar a la Guerra de la Independencia, a comienzos del siglo XIX, muchos nobles y eclesiásticos se exiliaron a Andalucía, entre los cuales figuraron los Duques de Medinaceli, a quienes encontramos en febrero de 1809 en Ceuta.
Los Duques de Medinaceli, el Conde de Aranda, Marques de Ariza y el Arzobispo de Laodicea, entre otros, fijaron su residencia en Ceuta y allí permanecieron hasta 1812-1813, según los casos. Ocuparon los duques de Medinaceli un viejo caserón, próximo a la Iglesia de los Remedios, que hacía esquina con las calles Real y de Bocarro –hoy Agustina de Aragón, por haber fallecido en él la heroína de Zaragoza- y su estancia quedó en la memoria de los ceutíes como un suceso memorable.
Próximos a salir de Ceuta, pidieron al Cabildo Catedralicio un manto de la Virgen de Africa, para hacer otro a sus expensas, lo que se concedió y, ya en 1814, se recibió el mismo. Son noticias que llaman la atención, ante la carencia de otras que pudieran vincular a los Duques con la imagen del Medinaceli ceutí.
A partir de la fundación de la Cofradía de N. P. Jesús de Medinaceli, se trata de indagar en las raíces de la imagen ceutí. La falta de documentación, la conciencia del rescate y la leyenda relativa a su pesaje para hallar su valor a la hora de rescatarlo, se van a unir a la memoria de la estancia de los Duques en Ceuta. Como resultado aparecerá una nueva leyenda sobre haberse recatado la efigie durante la Guerra de la Independencia, haberse ofrecido los duques a pagar el rescate y no haber hecho falta por no haber pesado nada al ponerse en la balanza. Toda una historia creada tal como nacían las leyendas del medievo, pero que con la documentación aportada, podemos dejar en el simple terreno de la anécdota.


Vírgen de los Dolores.













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